Las enfermedades de las venas son extremadamente comunes en los Estados Unidos y en todo el mundo. El espectro de la enfermedad se clasifica en la escala CEAP de 0 a 6:
- C-0: No hay venas visibles (pero pueden haber síntomas)
- C-1: Arañas vasculares
- C-2: Venas Varicosas
- C-3: Hinchazón en la pierna
- C-4: Decoloración / engrosamiento de la piel
- C-5 y 6: Úlceras cutáneas curadas o activas
En términos generales, las arañas vasculares son molestias que se aíslan en la superficie de la piel. Si hay síntomas presentes y/o dolor cuando el paciente naja por el espectro de la enfermedad, existe una mayor probabilidad de que haya problemas subyacentes en el sistema venoso superficial… específicamente en la vena safena.
El sistema venoso superficial en las extremidades inferiores, tienen 2 funciones principales:
- Regresar el flujo al corazón: Lo hace con la ayuda de los músculos de la pantorrilla que actúan como un “corazón periférico”, al bombear de flujo hacia arriba con cada contracción a medida que caminamos. Lo que mantiene al flujo hacia un solo sentido… arriba y hacia fuera… son una serie de válvulas dentro de las venas.
- Almacena flujo extra mientras que el cuerpo está en reposo. Las venas son naturalmente un poco elásticas y pueden almacenar flujo adicional cuando es necesario.
Si cualquiera de estas dos funciones de daña, pueden ocurrir problemas con el tiempo:
- Mal funcionamiento de la válvula: Esto permite que el flujo fluya en dirección errónea, es decir hacia abajo con la gravedad, y conduce a la acumulación de sangre en las venas de las piernas. Esto se conoce como insuficiencia venosa o reflujo.
- Debido a que las venas son generalmente elásticas, las cosas que conducen a una mayor elasticidad o aumento de la presión pueden llevar a que las venas se agranden y que con el tiempo se abulten y se tuerzan. Entre estos factores se incluyen
- Reflujo
- Embarazos
- Factores genéticos
- Trabajos que requieren prolongada de pie o sentado en su lugar.
No importa la causa subyacente de la enfermedad venosa, el primer paso es evaluar la extensión de la enfermedad y planificar un enfoque adaptado al tratamiento. Cuando sea apropiado, esto se hace por medio de un examen de ultrasonido durante la visita de consulta.